RELATOS: Una cosa piensa el burro…

Por FIDEL ERNESTO SOLANO DAZA , Abogado y escritor.

Arcadio Eligio ideó escribir sobre el mito de Leandro Díaz Duarte y acerca de los cantos de pesquería, desde el punto de vista del lego en música y del perito ratón de biblioteca, pero desvió su atención hacia la relectura de los amores contrariados de Fermina Daza y Florentino Ariza en medio de la epidemia; de “La Peste” de Camus y del “Decamerón”; hacia la danza espectacular de “La Muerte Roja” de Edgar Allan Poe, sin olvidar el “Ensayo sobre la Ceguera” de Saramago y el consecuente “Ensayo sobre la Lucidez”, ni “Los Premios” de Cortázar (…), con “La Peste” de Escalona en las cuerdas de Buitrago como música de fondo.

Mas no fue el coronavirus, la pandemia surgida del consumo de sopa de murciélago o de armadillo en el Lejano Oriente, o como arma biológica en una guerra no convencional y comercial entre dos de los polos más importantes del mundo multipolar, sino una valla publicitaria de “Filiberto Garrido al Senado, Rodolfo Soto Díaz a la Cámara” volando en los vientos de más de 78 kilómetros por hora, mientras hacía su habitual y larga caminata por las calles de la megalópolis sede de la reunión del Banco del Subdesarrollo, lo que impidió a las actuales y futuras generaciones conocer tan grande obra ensayística.

Entonces fue un crimen político, a diferencia de lo dicho por la veterana Ministra de Interiores.

1.353

Iluminado, ¿Cuál es más valioso? ¿El Amor o la Justicia?

Corría el año de 1.353. Había terminado la peste y con su fin el confinamiento, pero el Tribunal continuaba cerrado y la Taberna y la Venta estaban felizmente abiertas

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