¿Le llegó el tiempo al voto libre?

Son varios los obstáculos que en un país como Colombia se oponen al voto libre, a tal punto, que en la mayoría de los ejercicios electorales terminan dándose unos resultados contrarios a los intereses de la comunidad en general.

El principal enemigo de los procesos políticos limpios es la compra de conciencias, que se registra de varias formas, y que socava la democracia en las diferentes regiones del país.

Elecciones tras elecciones se presenta el mismo escenario: Con la utilización de gigantescas cantidades de dinero se comercializan los votos y la mayoría de los electores va a las urnas y vota por el candidato o candidatos que les dieron la plata o materiales de construcción o una beca o un trabajo o cualquier otra contraprestación.

Ahora, en la práctica, en muchísimos casos resultan ser los votantes quienes propician esta transacción, dado que cuando un político los visita para hablarles sobre sus propuestas, lo primero que preguntan es cuánto les van a dar por el voto.

Para las elecciones a Congreso que se avecinan, es muy probable que crezca más la compra de votos, dado el aumento de la pobreza absoluta que provocó la pandemia. Entre más condiciones de miseria haya, las probabilidades de venta del voto son altísimas.

Sin embargo, la pandemia también dejó al descubierto el aumento de las desigualdades sociales y económicas en el país, que sumadas a la creciente corrupción que provoca el robo de billonarias sumas de dinero de las arcas públicas, han provocado un descontento creciente con la forma en que históricamente se ha orientado a Colombia. Eso podría ser una poderosa razón para que el voto libre tenga alguna posibilidad de éxito en este proceso electoral.

La idea es que entre mayor sea la inconformidad, las posibilidades de votar a conciencia aumentan, dado que el elector optaría por aplicar el voto castigo contra la clase política tradicional, a la que vería como causante de los problemas estructurales que los afectan.

Incluso, quienes venden el voto, podrían recibir el dinero y al final votar por quien o quienes les dé la gana.

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