EDITORIAL: ¿Nada cambiará, y todo seguirá igual?
Por SANTOS SUÁREZ BADILLO
Director de ZONA ORIENTAL
El tiempo trascurre, el virus sigue acabando con la vida de mucha gente, los hechos de corrupción no cesan, crece la percepción de inseguridad y corrupción, la mayoría de los partidos políticos se desprestigian aún más, aumenta la pobreza, persiste el conflicto armado y se incrementa la producción de cocaína, la juventud explota y se moviliza, organismos internacionales le ponen la lupa a Colombia por casos de violación de derechos humanos; en fin, en medio de la pandemia nuestro país no cambia y de acuerdo a las encuestas, la mayoría de la gente piensa que ha empeorado.
Todo lo que viene sucediendo tiene que llevarnos a pensar qué se está haciendo y qué se hizo tan mal en el pasado para que tengamos un escenario tan deteriorado y con un enrarecido ambiente político que en vez de ayudar a encausar soluciones consensuadas, por el contrario, se convierte en un tizón que aviva la candela.
Y también a hacernos muchas preguntas, entre las cuales surge la más lógica en estos tiempos malos: ¿Cuando pase la tormenta vendrá una calma duradera con cambios de fondo que ayuden a resolver los problemas estructurales del país?
De allí surge otro interrogante que resulta clave en la búsqueda de caminos que conduzcan a niveles deseados de convivencia y avances económicos y sociales: ¿Cambiarán de actitud quienes han orientado el país por décadas, para aplicar medidas que permitan un país con menos desigualdades, con menos corrupción, en paz y mucho más próspero?
De inmediato aparece otro: ¿La pandemia dejó al desnudo la verdadera condición de pobreza y pobreza extrema en que viven millones de colombianos, cuya condición social y económica ha empeorado por la crisis sanitaria?
Y otra pregunta: ¿Seguirán los clanes políticos reinando a pesar del elevado inconformismo de la mayoría de los colombianos? Y otra: ¿Seguirán vendiendo el voto quienes más sufren con los malos gobiernos?
Y entre interminables interrogantes aparece el siguiente: ¿Será que la mayoría de los colombianos se cansó realmente de elegir lo de siempre y llegó el momento de un castigo a la clase dirigente del país, y en consecuencia elegir una línea de gobierno totalmente opuesta a la tradicional?
Y uno final: ¿O simplemente con la aplicación de habilidosas estrategias se maquilla el escenario adverso, la gente se olvida de lo que ha pasado, vuelve a elegir a candidatos que después se olvidan de ellos, y al final, como la canción, la vida sigue igual?