¿Pasaron los días de mayor angustia?
Un vistazo a las cifras que a diario entrega el Instituto Nacional de Salud, ratifican que en los municipios del Atlántico, entre mediados de mayo y de julio, se registraron los días más angustiosos por contagios y fallecimientos de covid-19.
En el Departamento, la preocupación, además de Barranquilla, se concentró en Soledad, Malambo y Sabanagrande cuyos indicadores no solo superaron a grandes ciudades del país, sino a varios países por la velocidad con la que se dispararon los contagios y los fallecimientos.
Soledad estuvo en el ‘ojo del huracán’. Los datos globales más recientes dan cuenta que allí, hasta el pasado 28 de agosto, el INS tenía registrados 13.730 casos confirmados, de los cuales 12.354 están recuperados; mientras que el total de fallecidos sumó 689.
Un panorama de la evolución de la situación en el municipio lo dan los mismos indicadores. Un ejercicio práctico fue haber escogido fechas al azar. Por ejemplo, el 11 de junio, fue fatídico cuando el reporte del INS señaló 224 casos confirmados, 196 recuperados y 21 fallecidos; para el día 25 del mismo mes, las cifras fueron: 262 confirmados, 240 recuperados y 16 muertes.
Ya en julio, las cosas empezaron a cambiar. El día primero hubo 280 casos confirmados, 259 recuperados y 13 fallecimientos; el 31 de julio, los conmfirmados fueron 69, los recuperados 66 y cero muertes; y en agosto 20, el reporte fue de 9 casos, y cero en recuperados y fallecidos.
En el caso de Malambo, el reporte global del INS contempla cerca de 2.600 casos de Covid-19, 2.269 recuperados y 146 fallecidos. Junio fue el mes con el mayor número de afectados por la enfermedad. El día primero, hubo 34 casos, 30 recuperados y 3 muertes; el día 10, el indicador fue de 71 casos, 67 recuperados y 4 fallecidos; el día 20, fueron 62 los casos, 56 recuperados y 5 fallecidos, y después vino el descenso hasta lograr, por ejemplo, el pasado 19 de agosto solo un caso confirmado, cero recuperados y cero muertes.
CAUSAS DE DISMINUCIÓN, A ESTUDIO
Ese comportamiento fue puesto a consideracion del infectólogo Álvaro Villanueva para su análisis. Él señala que la disminución podría tratarse por varios aspectos.
“Lo primero es saber qué está pasando con el virus, si es que está perdiendo alguna potencialidad, agresividad, patogenidad, o sea en causar muerte; lo segundo es la disminución de los contagios y esto tiene que ver principalmente con varios factores: o hay menos virus, o hay más gente”, comenta.
También manifiesta que el punto es ver si la gente ha logrado disminuir los contagios, mediante el distanciamiento o por el cumpliendo de las normas, o protocolos de bioseguridad, de autocuidado como lavarse las manos, el uso de tapabocas y el distanciamiento.
“Se entiende que los virus tienen capacidad de mutaciones, de producir sepas diferentes, unas más agresivas que otras y entonces en estas mutaciones lo que se ve, regularmente, es que tienden a disminuir su capacidad patogénica, y eso es algo que no se sabe nunca, en qué tiempo ha disminuido su capacidad de hacer daño. Eso lo ve uno con la influenza y otros virus que ya uno tiene en nuestro medio”, anota el especialista.
De igual manera, Villanueva dice que habría que analizar si la población empieza a tener más anticuerpos, y puede ser la teoría de la ‘inmunidad de rebaño’, que va relacionada con el número de personas con más anticuerpos.
“Todo eso es importante saberlo, al igual que si son las medidas que se han tomado de salud pública, las medidas de control como las cuarentenas, el aislamiento, el cierre de sectores en donde haya más impacto”, subraya.
De lo que se pueda comprobar, de acuerdo con el infectólogo, saldría la base para el diseño de sistemas de atención que les den prioridad a unas enfermedades, como en este caso, a pacientes con afecciones respiratorias y “si eso aumenta, necesariamente, entonces uno controla de mejor manera lo que estamos viendo. Y lo que esperamos es la respuesta que nos devuelva la tranquilidad, como es la vacuna”.