Dragón amarillo quiebra a productores de limón en 15 municipios del Atlántico
Redactor abril 10, 2019 0*Las pérdidas suman cerca de $32 mil millones y se dejarán de percibir $500 mil millones en los próximos 15 años por la no comercialización de este producto.
Por SANTOS SUÁREZ BADILLO
Director Zona Oriental
Lo que está sucediendo en el Atlántico con la presencia de la enfermedad HLB o dragón amarillo en los cultivos de limón y otros cítricos, es una verdadera tragedia económica y social.
Si bien no se cuenta con cifras oficiales unificadas sobre el impacto de esta emergencia, lo que dicen directamente los productores y comercializadores deja claro que las pérdidas son cuantiosas y devastadoras para muchos de ellos.
Son 15 los municipios afectados: Malambo, Sabanagrande, Santo Tomás, Palmar de Varela, Ponedera, Usiacurí, Polonuevo, Luruaco, Campo de la Cruz, Candelaria, Repelón, Santa Lucía, Suan, Puerto Colombia y Juan de Acosta, que suman alrededor de 1.200 hectáreas sembradas con limón, la inmensa mayoría infectadas con el señalado vector.
El HLB, de origen asiático, llegó a Colombia desde La Guajira, procedente de México. Es un pequeño insecto que en los cítricos bloquea el paso de los nutrientes volviendo las hojas amarillas y haciendo el árbol improductivo hasta matarlo. La enfermedad no tiene cura.
LAS CIFRAS
Entre los municipios mencionados, la mayor producción se concentra en Santo Tomás, Palmar de Varela y Ponedera. Hay grandes productores con más de 150 hectáreas cultivadas perdidas, otros con 100 y medianos y pequeños con 45, 16, 5 y una.
Uno de ellos es Emel Morales, quien tiene 16 hectáreas cultivadas e infectadas en la vereda Las Mercedes de Santo Tomás. Estima que sus pérdidas llegan a $500 millones, recursos que en su mayoría provienen del crédito. Pide ser indemnizado por el Estado.
Se calcula en unos 4.000 los afectados, que generan alrededor de 18.000 empleos entre directos e indirectos. Todos invirtieron con recursos personales y de crédito obtenidos ante diferentes entidades financieras.
Según las cifras suministradas por el Presidente de CitriAtlantico, Ramiro Manjarrez, es de tal magnitud lo que está ocurriendo, que por la escasez de este producto agrícola, el bulto de limón de 60 kilos en temporadas pico, pasó de $20.000 a $250.000.
Se pasó de un promedio de 60 toneladas diarias comercializadas con destino al mercado nacional y extranjero, procedentes de las mencionadas poblaciones, a escasas tres o cuatro. Quiere decir que más del 90 por ciento de los cultivos está enfermo e improductivo.
En lo que respecta a los estimativos de las pérdidas, el señor Manjarrez asegura que superan los 32 mil millones de pesos que corresponden a gastos laborales, infraestructura e insumos. Mencionó la construcción de cercas, caminos, electrificación, pozos profundos, sistemas de riego, abonos, paneles solares, jornales de sostenimiento, poda, limpieza, insecticidas y fungicidas.
Y agregó el demoledor dato de más de 500 mil millones de pesos que se dejarán de percibir en los próximos 15 años, que es la proyección del negocio de los cítricos. Todo esto incluye la cadena del producto, conformada por productores, recolectores, transportadores y comercializadores.
El panorama es desolador para los productores de la zona, muchos de los cuales se consideran ya literalmente quebrados.
OTROS EFECTOS
El tema no pasa solamente por lo económico, también tiene que ver con lo ambiental, social, jurídico y hasta cultural. Sobre lo primero, está comprobado que las grandes extensiones de cultivos de limón generan un efecto favorable para el medio ambiente.
La idea es que las aproximadamente 1.200 hectáreas sembradas en la subregión Oriental y otros municipios, absorben grandes cantidades de bióxido de carbono y son fuente de generación de mucho oxígeno.
Todo apunta a que en poco tiempo en el Atlántico no quedará viva una sola planta de limón, ni naranja, toronja o mandarina y por lo tanto ese aporte ambiental desaparecerá.
En la parte social la pérdida de empleos ya está incidiendo en el deterioro de la calidad de vida de miles de personas que venían obteniendo su sustento de esta actividad, con las consecuencias que ello conlleva.
El consumo de limón en los pueblos del Atlántico está asociado al arraigo cultural de los sancochos que se degustan en totumas. O las sopas normales que para su consumo no puede faltar el acostumbrado cítrico, que muchas veces se trae del patio donde está sembrado uno que otro árbol de esta especie. Hasta con esta antigua costumbre acabaría el dragón amarillo.
SE VIENEN DEMANDAS
En lo jurídico este grave problema tiene repercusiones, porque desde ya CitriAtlántico está preparando acciones de carácter legal contra el Estado, incluyendo los niveles central y departamental.
Considera esta organización que agrupa a productores de limón en la subregión Oriental, que hubo omisión por parte de las entidades del gobierno que manejan el tema, tales como el Ministerio de Agricultura, el ICA y la Secretaría de Desarrollo Económico del Departamento.
Estima además que no hubo la suficiente capacidad de entendimiento de las dimensiones de esta grave problemática y por lo tanto no se protegió la producción de los citricultores, a pesar que la enfermedad llegó al país en el 2016. “En todo esto ha habido una enorme irresponsabilidad”, expresó.
LAS MEDIDAS
El Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, informó que en los dos últimos años erradicó 95 hectáreas de cultivos en un total de 51 predios en el departamento del Atlántico. Se detectaron cerca de 20.000 plantas contagiadas con la señala enfermedad.
Por su parte el gobierno departamental a través de la Secretaría de Desarrollo Económico, solicitó al Ministerio de Agricultura un paquete tecnológico para atacar la enfermedad, resarcir el daño causado u ofrecer otra alternativa de subsistencia.